Hace casi un año os hablé aquí mismo del demencial proyecto de construir una refinería petrolífera en Badajoz, en plena Tierra de Barros, alimentada por un oleoducto de 300 kilómetros de longitud que saliendo desde el puerto de Huelva atravesará las comarcas de Doñana y Sierra Morena.
Considerado el mayor proyecto industrial de la historia de Extremadura, será también su mayor desastre ambiental. Requiere una inversión de tres mil millones de euros (que los promotores no tienen) y afectará gravemente a 14 espacios protegidos del norte de Andalucía. Paralelamente, el incremento del tráfico de petroleros elevaría significativamente el riesgo de mareas negras, que podrían tener consecuencias devastadoras para la costa de Doñana, como ocurrió en Galicia con el Prestige.
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