
Ya luego de tomar tranquilamente un cafe, revolviendolo como desestresante y tomándolo muy poco a poco - pero suficiente como para impedir que se enfríe antes de terminarlo - la calma regresa (incluso al rostro: lo veo en la cámara de mi celular, que utilizo como "espejo digital") A proseguir una dura jornada luego de esta pausa reparadora.

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